A casa de Marta

Al pasar una semana de recordar esta imagen, se da cuenta de que tenía alguna relación con la tía abuela Marta, de su padre.
Por la gran curiosidad que tenía de averiguar le pregunta a sus padres para saber la dirección e ir en busca tras ella. Se demoro 2 días viajando en un antiguo tren hasta que finalmente en lo alto de una montaña ve la casa que su padre le había descrito.
Caminando a la casa estaba muy ansiosa, pero cuando toco la puerta empezó a sentir algo de miedo. Repentinamente la tía abuela abre la puerta.
Marta: ¿Si?
Emily: hola tía, vine a visitarla… soy su nieta
Marta: si, si pasa hace mucho frió allá afuera.
Emily: gracias.
Al entrar se encuentra con cosas muy antiguas, tenía un cuervo, un piano y muebles viejos.
Marta le ofrece un te caliente para el frió, Emily agradecida lo recibe y se lo toma.
Lo que no sabía era que la tía abuela le había puesto una pócima para dormirla.
La tía en ese pequeño pueblo se caracterizaba por vender sus plantas de hechicería y sus pócimas, a eso se dedicaba junto a su cuervo.
Luego de media hora Emily ya se encontraba en un sillón durmiendo profundamente.
Mientras Emily dormía, Marta fue en busca de algo junto a su pequeño cuervo y no regresó hasta el otro día, Emily despierta muy agotada y soñolienta, no podía entender que le estaba pasando, trato de llamar a su tía, pero al hacer esto se dio cuenta de que había perdido su voz. Emily se empezó a desesperar cuando en esos instantes toca la puerta su tía y no sabe que hacer si abrirle o escapar por la puerta trasera.